Como era un encargo que tengo que entregar en nada, lo he tenido que meter al horno. En consecuencia, en unos días, nuestra Blanca nos contará qué tal (porque yo lo del ñiqui niqui ni lo siento ni lo padezco).
No tiene colorantes, el agua fue sustituida por leche de cabra, lleva una cucharada de canela y el aceite de oliva era, en parte un oleato de palos de canela. En la parte en la que usado la nueva manga pastelera del Lidl, puse un poco de arcilla marrón para que no fuera toda la pastilla del mismo tono
