Foro de mendrulandia

Un amigo alemán de mi hijo nos ha contado la curiosa historia de su abuela, que cuando las cosas se pusieron chungas justo antes de la 2º Guerra Mundial, decidió sacar todo su dinero del banco e invertirlo en un objeto de primera necesidad: Jabón. Así cuando el dinero perdió todo su valor, su familia pudo subsistir durante toda la guerra a base de trueque de jabones por comida o por otros bienes.
Visto eso, que sepáis que tenemos una fortuna en casa
Me ha parecido una historia que Mendrulandia debía conocer.
Besos

bonita historia y este es el mejor lugar para contarla ...
un saludo

Justo están diciendo ahora en la tele que tanta tormenta solar igual desbarata el mundo y terminamos en emergencia planetaria con todo patas arriba (estos del Cuarto Milenio anda que no les gusta exagerar). En ese caso los mendruleros tenemos la supervivencia garantizada, qué bien.

Que no se nos olvide, acumular sosa y aceite, así no se nos quedan rancios.

Pensar en la posibilidad de una crisis mundial me llena de tristeza, pero es una buena noticia eso de poder acceder a los alimentos a cambio de jabón, me tengo que aplicar

¡¡¡Viva el jabon!!!

Anda! Qué curioso!
Muy inteligente y previsora la abuela...

Pues me parece estupenda y brillante la idea que tuvo esta mujer! Si en algún momento de esta p***tera crisis nos retienen las cuenatas de los bancos, todo se devualua... nosotras tendremos con que comer! Dicho esto, yo he de deciros que hago un montón de truekes: con el informatico, con el hombre que me hace los moldes, jabon por bizcocho... además suelo ir al día sin dinero que organiza una asociación de Bilbao 2 o 3 veces por año: ahí me saco sobre todo ropa, calzado, libros y música. Si organizan algo así en vuestra ciudad, os animo a que vayais con una maletita llena de jabones, que a parte de ahcer intercambios os lo pasareis pipa!!

Esta historia no me es desconocida... mi abuela Carmen, en los años cuarenta, años de auténticas penurias para la gente, hacía jabón y lo intercambiaba. Era un jabón de batalla pero que después y al mejorar la situación económica tras irse a Francia, fue perfeccionando, añadiendo cosillas de modo que luego era jabón de "categoría" y se lo vendían en la tienda de ultramarinos del pueblo.
Poco a poco, fue recibiendo pedidos y hasta hace unos años ha estado dándole al jabón. Lástima que ahora esté tan pachucha, pero aún así tenemos en la cámara de la casa del pueblo, una leja con sus últimas producciones... Cada vez que lo veo, siempre pienso lo mismo: Pues no me queda ná que aprender a mí.

Bonita historia.