Me siento taaaaaan identificada...
Tenía la receta perfecta, la reducción de vino perfecta, todo estupendo...
¡Qué guay, qué chachi soy! ¡Soy la caña de la cabaña! ¡Un hurra por mí!
He conseguido una traza perfecta, con colorante rojo que deja un borgoña increíble y una fragancia de moras que tira de espaldas. No quiero hacerle más cacharreos por si acaso la traza se pone imposible, que me han dicho que si al vino le queda algo de alcohol, voy lista.
¡Qué bonito ha quedado en el molde! ¡Qué brillo! ¡Qué marejada tan súper-mega-chuli-chachi-guay me ha quedado por encima! Le damos un besito y a arropar para que duerma de un tirón hasta mañana.
Y, de repente... ¿¿¿Qué demonios hay dentro del microondas??? Pues sí, amiguitas y amiguitos, yo también, igual que lypusa, me dejé 135 gr. de aceite de palma fuera de la receta.
Después de llorar, enfurruñarme, cagarme en todo lo divino y lo humano, volverme a enfurruñar, desenfurruñarme y recuperar un poquito la calma como ser humano... ¡voy y me encuentro este hilo! ¡Hemos tenido el mismito problema!
Y, ahora, la pregunta del millón: Lypusa, ¿podrías decirme cómo lo refundiste exactamente? Cuando echaste el aceite que te faltaba, ¿no tuviste que añadirle un poquito más de sosa (por aquello de que no vaya a reaccionar con la sosa)? ¿Podría hacer lo mismo que tú, pero en el microondas?
Tengo ganas de comprarme un flagelo para arrearme un ratillo o irme de fiesta un poco para echarme unas risas, así, sin término medio
