Pues sí, como habéis adivinado esas son las cualidades de mi último jabón, cuya receta ya había probado con satisfacción pero que en este se ha transformado en el gran fiasco. Creo que la culpable del desastre ha sido la cucharadita de miel que disuelta en agua le agregué a la traza.
Cual masa mutante, la traza se tornó naranja, pero naranja oscuro tirando a marrón, con una olor a quemado que trincaba para atrás, con el molde quemando como un demonio aunque lo puse en la terraza.
Los resultados al desmoldar...
una cosa con costra y blandengue por dentro como chicle, con rastros de mala gelificación, anaranjado y blanco por dentro, oliendo a rayos 
y del que no pienso colgar la foto porque no quiero efectos secundarios en la vista de nadie ...Lo dejé fuera porque cogió una temperatura que para qué, aunque a mí me gusta ponerlos en el horno dos horitas para que me queden sin halos por la mala gelificación. Me parece que si no puedo meter mis jabones de miel al horno no voy a hacer ninguno más. ¡ Con las ganas que tenía de bañarme con uno de miel!
y por lo que cuentas tiene toda la pinta de que se te medio corto el jabon.