Proyecto Manhattan

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Tras varios años de probar y probar, creo que he llegado a controlar una parte minúscula del proceso en frío de elaboración de jabón. Una situación parecida a la que satirizaba aquella viñeta que rezaba: "...Ya tenemos el tren de alta velocidad; ahora sólo falta TODO lo demás..."

En Francia ya podría haber hecho el cursillito para ser maestro jabonero, y estaría, quizá, ganando algunas perrillas. Pero en España la situación es diferente. En España aún está vigente las viejas estructuras sociales de las castas, a las que la legislación vigente proporciona las herramientas necesarias para su mantenimiento y perpetuación. Suyo es el reino; suyos, el poder y la gloria. Ameen.

Incluso traté de enseñar en un cursillo de cocina, en el que se generaban decenas de litros de aceite, lo más elemental de lo que he aprendido. Pero la dirección, cuando oyó que había que hacer uso de la sosa cáustica, imaginaron, creo yo, que era el formol en el que había estado sumergido el cerebro de Frankenstein; o una de las fórmulas deletéreas del doctor Caligari; o una horrorosa fuente de radiación ioninzante que iba a convertir el aula de cocina en parte de las instalaciones del proyecto Manhattan... y prefirieron eludir responsabilidades abortando tan peligroso, demoníaco asunto.

Quedaron los compañeros deseosos de aprender, así que les expuse de palabra el sencillísimo y breve proceso; les mostré la existencia de la calculadora de esta santa casa, y les indiqué que en estos momentos apenas llega a cinco minutos, fregado de los utensilios incluido, el tiempo que tardo en hacer una pastilla de jabón de primerísima calidad. Pero ellos (y yo también), que estamos hasta los huevos de que nos intenten vender enciclopedias obsoletas, líneas de internet sin la velocidad prometida, masteres y cursillos vacíos de contenido... empezaron a poner pegas, a imaginar dificultades insalvables, a ofuscarse... hasta no retener nada, porque para asimilar algo, primero nos lo tiene que haber vendido el Estado a través de la televisión, que como todo el mundo sabe, es la fuente de toda Verdad... Seguiremos, por tanto, dedicándonos a disfrutar de este oficio en la estricta intimidad del hogar.

[Chussone]

(Lamentablemente) ...AMÉN

[Maribel.]

Yo creo que en este mitin tuyo estás mezclando varios temas, con diferentes causas. Hemos hablado de las trabas administrativas en varias ocasiones, y también del miedo que la palabra sosa provoca en muchos usuarios potenciales. Yo te puedo decir que desde mi propia experiencia, una cosa que he aprendido con los años es no intentar enseñar a quien no quiere saber. El uso de productos naturales, el compromiso de no querer usar más químicos que los imprescindibles....bueno, todo eso requiere un cierto nivel de concienciación que no podemos imponer a nadie, y que tenemos que llegar a él por nuestro propio camino.
A veces, estamos tan convencidos de las bondades de nuestra elección que no nos damos cuenta de que otras personas no son permeables a nuestra filosofía y tan cerril es nuestra obcecación por demostrar, como la suya por no querer aprender. Es chocarse contra un muro, y he aprendido que es una pérdida de tiempo y energía que no merece la pena. Si algo no quiero ser en este mundo es esa clase de vegetariano que me amarga la ración de jamón ibérico insistiendo vehementemente en que si no me alimento de tofu voy a destruir el planeta y mi salud, y que remata la noche llamándome devoradora de cadáveres. No creo que nadie, ante esa actitud, diga: Tiooooo, tienes razón ¡Voy a dejar el jamón y desde hoy soy vegana! O eres permeable a esa opción, o da lo mismo lo que discutas o razones. Piensa que al menos, en tu caso, al explicar la posibilidad de hacer jabón con el aceite sobrante, como mínimo habrás abierto un poco la mente a algunos de los presentes.

Es verdad que hay personas e instituciones con muy poca voluntad sin embargo puedo decir que también he encontrado otras con puertas y sobre todo, oídos abiertos: Colegios, centros culturales, asociaciones... En fin, que se hace camino al andar

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La vida es una mezcla y lo que he expuesto aquí es una versión de mi historia reciente, en la que cabe todo lo que he puesto y más, como decían los teóricos de la novela. Mi intención, ni de lejos, es concienciar a nadie de algo en lo que yo no creo (el medio ambiente no es que me la sude, sino que he comprobado que se la suda a quienes dicen estar preocupados por él), ni tengo un altruista afán didáctico, a no ser que me paguen por ello. Lo que yo deseo es tantear la sicología del mercado. Y el mercado, a fuerza de bombardeos mediáticos, está más cerrado que el culo de un macho.

Esta, como ves, es una versión cínica de la misma vida mía de la entrada anterior. Está motivada por eso que en sicología se denomina, creo, disonancia cognitiva.

[Azucena36]

Yo, estoy de acuerdo, pero como dice también Maribel, podemos de propia iniciativa, ir enseñando a personas que quieran aprender, que sientan curiosidad, que cada vez son más, si vamos aportando nuestro granito de arena, al final son muchos granitos de arena.
Fíjate, una curiosidad: cuando se instaló aquí desgraciadamente la Santa Inquisición por muchos siglos, aparte de la desgraciada "Quema de brujas", aquí en España decidieron cerrar las fronteras de Europa: "Nada de ciencia, nada de filosofía; solo libros de picaresca y libros de horas"
Pretendieron eliminar el pensamiento del ser humano, controlarlo!. No pudieron, ahora se sabe que muchísim@s español@s cogían a escondidas papeles, libros rotos o quemados y aquell@s que no sabían leer iban a escondidas a que se lo leyesen.

Pues ahora, es igual, cuando tenemos motivación por algo, nos movemos y aprendemos de la forma que sea, y aquellos que sabéis o sabemos de algo, siempre que veamos la oportunidad debemos enseñar aunque sea a "escondidas".

Perdonad el rollo que os he soltado, y disculpad si os hubiese molestado.

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Pues sí: hay que ser positivos.

Gracias, Azucena36.