Los aceites están compuestos de ácidos grasos, y los jabones son básicamente sales de esos ácidos grasos; las más limpiadoras de entre estas sales son las formadas por ácidos grasos saturados, con mayor poder limpiador cuanto más corta es su cadena hidrocarbonada.
El jabón de Castilla está elaborado exclusivamente a base de aceite de oliva, más sosa y agua, sin ningún otro aditivo. Y ya sea que le bajes el sobreengrasado, le subas la concentración, lo hagas en frío, en caliente o en templado, siempre va a llevar un 75% de ácido oleico, un ácido graso insaturado que no es ni de lejos el más limpiador. Por ello el jabón de Castilla es un jabón particular, que si satisface los requerimientos para los cuales lo usamos, pues maravilloso. Pero si necesitas que sea más emoliente, que limpie más o que haga más espuma, debes pensar en otro tipo de jabón. Porque si modificamos el jabón de Castilla añadiéndole aceite de coco, de babasú, de murumuru, u otros aceites o aditivos, deja de ser jabón de Castilla.
Por lo tanto lo que pides no es factible.