El primero es de miel. Es el primero de miel que hago y me arriesgué a echarle 3 cucharadas de miel para un kilo y cuarto de jabón porque no iba a utilizar leche de cabra ni otros ingredientes delicados. No lo tapé, lo dejé en el fresco del patio durante las primeras horas. No hubo efecto volcán y de momento parece que todo va bien. Está hecho con oleato concentrado de caléndula en aceite de oliva, un poco de aceite de coco, aceite de palma, manteca de karité y aceite de borago en la traza. También lleva vitamina E. Parte del agua la sustituí por aloe vera canario que cogí al lado de casa y preparé concienzudamente. El aroma... sólo el de la miel, que ya se está dejando entrever y huele muy rico. El primer día tenía el típico olor a amoníaco por haberle añadido algo orgánico. No lleva colorantes.

El segundo lo hice con un aguacate fresco para un kilo y cuarto de jabón. El aguacate lo batí con el aceite del sobreengrasado y le puse un poquitín de ácido cítrico, no mucho para no neutralizar la sosa. Los ingredientes que lleva son oleato de tomillo en aceite de oliva, algo de aceite de coco, aceite de palma, manteca de karité y vitamina E. En la traza, aceite de borago y una parte del oleato de tomillo que fue donde batí el aguacate. También eché un poco de aloe vera en la traza que desconté del agua. No lleva aceites esenciales, ni fragancias ni colorantes. Los "tropezones" que se ven son parte del tomillo del oleato. Sé que a los jabones que se hacen para pieles sensibles o sensibilizadas no se les debería echar elementos que puedan ser exfoliantes. Por eso les voy a recomendar a las amigas de mi madre que empapen la esponja de agua y froten el jabón para sacarle la espuma en vez de pasárselo directamente por la piel.

Como siempre, me disculpo por mis cutre-presentaciones pero todo se andará.

Me gustó mucho esto de hacer jabones totalmente naturales sin colorantes y sin fragancias. Si las personas no se llevaran el jabón a la nariz cada vez que le regalan uno, me pensaría lo de hacer jabones siempre así porque es un gustazo que no se acelere la traza y notar los colores y los olores naturales del jabón.