

Ya hace algún tiempo que no uso champú comercial, me lavo el pelo a diario con el mismo jabón que utilizo para el resto del cuerpo, y me va bien. Pero quería hacer un jabón específico para el pelo, para fortalecerlo un poco.
Mi pelo es liso, corto, negro con canas, sin tintes. Y graso. Así que la inclusión de ortiga y romero estaba asegurada.

En esta fórmula disolví la sosa en 76 gr de agua destilada, completando los líquidos con 50 gr de decocción de romero y 50 gr de licuado de ortigas frescas. En la traza agregué 20 gr de hojas de ortiga seca molida, que en conjunto es lo que le da ese color verde fuerte. De aceites esenciales he puesto sándalo, ciprés, cedro, árbol del té y citronella; para fijarlos, tintura de benjuí y patchuli. Como decoración de la cabecera, para que el aspecto no fuera simplón, he añadido posos de las ortigas de la licuadora, aclarados con una pizca de dióxido de titanio.
Justo cumplido hoy un mes de curación-secado, me ha podido la impaciencia jabonera y lo he probado. Aunque no es aplicable a todo tipo de cabellos grasos, la verdad es que me ha dejado el pelo como nunca, suave, brillante, suelto, y se mantiene limpio.


Supongo que el sobreengrasado del 10% y el acondicionado ligeramente alto evitan el efecto rebote, tan temido en el pelo graso. Y el aceite de jojoba le da el brillo.
