Parece que su corteza y sus hojas contienen sustancias con propiedades terapéuticas, como flavonoides, taninos, pectinas, y vitamina P. Los frutos son ricos en antocianinas y vitamina C. Por ello se me ocurrió elaborar un jabón con ingredientes de este arbolito singular que da flores y frutos al mismo tiempo, además en invierno.
Está hecho con oleato en caliente de hojas desecadas en aceite de oliva/girasol, sebo de vaca y manteca de cerdo a partes iguales. Reducción de cortezas, decocción de hojas frescas, e infusión de flores en agua ferruginosa para hacer la lejía, esta última cogida en una fuente de Álava; a la traza añadí tres cucharaditas de papilla de madroños. Para asemejar la coloración de estos frutos en diversos estados de maduración he hecho un degradado con pigmentos rojos y amarillos. Estoy seguro que será un jabón formidable.
