Siempre tengo un recuerdo para mi abuela, la quería muchísimo...hasta el infinito, como diría un niño para expresar ese amor de magnitud inalcanzable, y aunque hace casi 6 años que se marchó no me quito el trocito de vacío que se instaló en mi alma desde aquel día.
Mientras te leía me has hecho recordar su ternura, la sabiduría, el amor incondicional y sus manos, aquellas frágiles y preciosas manos que también hacían jabón y otras cosas maravillosas que aún tengo conmigo.
Que triste es la pérdida pero que reconfortante saber que nos quedan al menos los recuerdos que a veces se pueden despertar tan vivos que te transporten como a mi, mientras te leía, a un mundo de sensaciones casi real.
Gracias.
Molts petonets

