
Es un jabón que he mejorado con respecto al anterior que hice, puede ser un buen desinfectante y actúar como antibiótico natural. Lleva aceites de oliva, coco, palma, ricino, girasol y maiz. En la traza lleva: aceite de aguacate y manteca de karité. También lleva una infusión de tomillo (en vez de agua) y una micronización de tomillo. Lleva propóleo y miel. Como aceites esenciales lleva sándalo, eucaliptus y clavo y citronela.
He utilizado la infusión de tomillo y una micronización porque es una de las plantas antiinfecciosas y antivirales más eficaces; sirven para limpiar heridas, úlceras, etc.
El propóleo se utiliza en formulaciones para pieles con impurezas, con exceso de grasa y acné ya que impide que los posibles comedones se infecten por motivo de la manipulación o por la contaminación ambiental. Diversos estudios indican que el própolis es antibacteriano, antiinflamatorio y que estimula el sistema inmunológico.
La miel proporciona una película protectora y transparente que contribuye a mantener la hidratación de la piel. Hidrata y suaviza la piel y se cree que es además antiséptica y bacteriostática. Todo ello sin ser una sustancia grasa, ya que incluso es algo astringente. Se emplea como emoliente de jabones.
En cuanto al clavo, su gran poder antiséptico le ha hecho famoso como antiviral en muchas culturas y se utilizaba para combatir epidemias como la peste. Es de gran utilidad en los tratamientos para combatir el acné.
El aceite esencial de eucaliptus es eficaz en el tratamiento de cicatrices y quemaduras. Los cirujanos solían limpiar las heridas quirúrgicas con una solución de eucalipto debido a su gran poder antiséptico y antiviral. También es muy útil para desinfectar la habitación de un enfermo, sobre todo si se trata de una enfermedad contagiosa o infecciosa.
El aceite esencial de citronela está muy presente en los jabones insecticidas y en productos de limpieza debido a su poder desodorizante y desinfectante.