Jabón arreglado con harina, fermentado con olor a amoníaco

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Para la preparación de un jabón de aceite de girasol sin querer utilicé una sosa al 50%. El jabón quedó translúcido, blando y aceitoso. Inservible. Al intentar arreglarlo, por un lado quedó la pasta de jabón, brillantemente aceitosa y blanda como la mahonesa, y por otro lado, el agua con la sosa. Para aglutinar ambos usé harina por tandas (con la batidora, en un vaso, fui menzclando "mahonesa", lejía de sosa, y harina de trigo). Quedó una pasta muy espesa, difícil de trabajar:

-A) Una parte la mezclé con algo de agua usando la batidora y quedó una mouse inodora y blanca como un helado de nata. Hasta ahora sigue igual.

-B) Con una parte retaqué un molde y al desmoldarla ha quedado un jabón duro con grumos de harina y un intenso olor a amoníaco (debido a la fermentación de la harina, supongo). Una parte de este último lo mezclé con algo de agua y se ha convertido en una pasta inmanejable, aunque ya sin grumos de jabón, y con intenso olor a amoníaco.

Al contrario que otros jabones, estos parecen no admitir demasiada agua (no he podido hacer jabón líquido con ellos).

...

En un solo día ha desaparecido el olor fuerte. Ya no huelen a nada.

La mouse sigue igual de inodora y deja el pelo muy suave.

...

Hoy intenté hacer algo más de esta mouse utilizando un trozo de las pastillas ya (muy) endurecidas, pero en lugar de espuma me sale una gelatina temblorosa y babeante...

Esta estraordinaria complejidad requiere muchas pruebas. Solamente la violencia de la cavitación que causa la batidora en el seno de la masa altera por completo los resultados respecto a un batido manual.