
Normalmente cuando la he hecho no la he medido, iba directa a ojímetro según iba consiguiendo la textura, pero he hecho una pequeña improvisación añadiéndole un poquitín de aceite, que normalmente no le pongo, pero últimamente tengo la piel ligeramente más seca, así que quería probar, y por eso me he decidido a pesar los ingredientes para tener más o menos una idea más clara de las proporciones:
-30g almendras molidas
-30g caolín (u otra arcilla)
-20g glicerina
-15g agua de azahar (o la que más os guste)
-4g aceite de salvado de arroz (no demasiado graso)
-1g flores de lavanda secas (para hacerlo lo más parecido al original, pero son totalmente opcionales)
-20 gtt ae lavanda (por supuesto, la adoro)
-4 gtt ae geranio.

La textura es ligeramente más blanda que la que me suele quedar, así que tendré que aumentar la proporción de almendras-caolín, o disminuir los líquidos.
El proceso de elaboración es simplísimo: mezclamos bien almendras y caolín para homogeneizar, y luego añadimos los líquidos, mezclando muy bien, sobre todo cuando se va amalgamando y es más difícil (no dudéis en usar las manos si lo necesitáis), y luego los aaee, y lo metéis en el bote (el mío, como veis, es reciclado de Lush, bien limpito). Nada más simple.
Para usarlo, coger una cantidad como un guisante gordo, hacer una pasta con un poco de agua, frotar en la cara y aclarar, la piel se queda preciosa (por lo menos, la mía

Hale, que es súper fácil, y además funciona hasta como regalo.