Mantener los jabones por más tiempo
Ocurre que noto que alguna gente no tiene muy claros los motivos por los cuales se estropean los jabones y fundamentalmente son dos: el deterioro bacteriológico y la oxidación. Algunos de los consejos que se dan a continuación también valen para otros productos.
Los conservantes en los jabones
En primer lugar, la proliferación de bacterias, hongos y levaduras se produce en mayor medida donde hay agua y, si además encuentran alimentos, se puede convertir en un caldo de cultivo idóneo. Generalmente prefieren medios neutros o ligeramente ácidos por lo que los jabones no son muy susceptibles de dicha proliferación, ya que el medio es alcalino en presencia de agua y al secarse desaparece el otro factor (el agua).
El problema puede surgir al añadir algunos aditivos, que hidratados pueden alimentar a organismos. Es el caso de vegetales en polvo, frutos, harinas e incluso flores. A veces es suficiente con la propia alcalinidad del jabón para preservar estos ingredientes pero si están en trozos grandes la conservación es más deficitaria.
Para este caso es conveniente utilizar algún conservante, y en productos como las cremas o jabones en pasta, con mucho más motivo, ya que nos se deshidratarán. Los benzoatos, al contrario de lo que he visto que se recomienda en algunos sitios, no se debe usar para jabones ya que funciona sobre todo en medios ácidos. Como dice Harry los compuestos de amonio cuaternario son más activos para pH alcalino.
Esto quiere decir que cuando los fabricantes industriales meten sus conservantes químicos a los cosméticos, no lo hacen para fastidiarnos, lo hacen porque son necesarios. Las alternativas naturales para ellos, como el extracto de semilla de pomelo o el extracto de romero, no son tan eficaces y bastante más caros. Conste que yo no uso conservantes para el jabón, pero conste también que tampoco pongo ingredientes “vivos”.
Los antioxidantes en los jabones
Otra cosa muy distinta son los antioxidantes. Los aceites están constituidos por esteres de ácidos grasos, algunos ácidos grasos libres y muy poco material insaponificable. Los ácidos grasos tienen mayor o menor grado de saturación, siendo los más saturados los más estables y por tanto duraderos. Los insaturados en cambio, son más susceptibles de reaccionar con otros compuestos, y de ellos, los oxidantes son los más activos. Esto significa que cuanto más insaturado sea un aceite mayor probabilidad de oxidación tiene. A esta degradación de las grasas le solemos llamar enranciamiento, ya que produce compuestos volátiles de olor rancio.
Ya hemos visto en la calculadora que el valor de yodo nos da una idea de la insaturación y, por tanto, de la posibilidad de enranciamiento.
Para evitar esta oxidación se utilizan los antioxidantes que retrasan la oxidación de los aceites. Esta oxidación, téngase en cuenta, solo requiere del aire, y a mayor temperatura y mayor grado de humedad, el efecto es más rápido. Por eso todos los aceites se conservan mejor en el frigorífico y bien tapados.
Antioxidantes hay muchos y actúan de diferente manera, pero para los aceites en cosmética, se usa mucho los tocoferoles o vitamina E. Estos se asocian a las insaturaciones impidiendo que lo hagan otros compuestos. Su efecto puede ser potenciado por la vitamina C (ácido ascórbico) que también es un antioxidante al igual que los carotenoides.
Sintéticos se usan mucho y conjuntamente el BHT y BHA que también se utilizan en la industria alimentaria.
No he mencionado antes que el pH también influye en el enranciamiento y es una de las razones por la cual el ácido graso saponificado se estabiliza y se conserva mejor. Es el aceite usado como sobreengrasado el que queda vulnerable ante la oxidación. Del mismo modo influye también la luz que acelera las reacciones y descompone algunas sustancias.
O sea, que si ponemos por ejemplo el puré de un aguacate en un jabón y sólo añadimos un antioxidante conseguiremos que la grasa del aguacate no se enrancie (o tarde más) pero el jabón se puede estropear.
En general, una vez secado el jabón, que esté envuelto de modo que quede aislado del aire prolongará su durabilidad, más si está en un lugar seco, fresco y oscuro.