Francisco escribió:
Por cierto, como profe no soy nada del otro mundo (algo como

) es más, los profes de física y química tenemos fama de locos. Los que tuve siempre tenían el mismo mote: el loco

Yo los tuve muy divertidos, una decía que los tubos de ensayo eran muy baratos y los rompía contra el suelo como si fueran bombas. También se puso un día a centrifugar sin tapar los botes con una centrífuga natural y salpicó a todos los de la primera fila con cloruro de plata.
De mis prácticas en el colegio en química (que es de cuando a mí me empezó a gustar), recuerdo una cromatografía de un triturado de hojas de menta. A mí me gustó mucho. Lo hicimos con papel secante y con tiza. Era sencillo pero ver migrar la clorofila por el papel y cómo se separaban colores más verdes o amarillos estaba muy interesante y no era peligroso ni difícil. Luego en la uni hice una cosa parecida sobre hojas de estas especiales para cromatografía y vainillina sulfúrica (no recuerdo exactamente la práctica) y esa me gustó más por lo que es el olor.
Cuando me regalaron el Micronova (de eso de juguetes Mediterráneo, que era parecido al Quimicefa, pero con menos peligro), había un experimento de "caldo de cultivo". Se suponía que cogías hojas de árboles y plantas y los dejabas macerar en agua, luego el agua al microscopio te dejaba ver microorganismos. Bueno, a mí me gustaba más lo de hacer mejunjes así que en lugar de sólo dejar macerar el potingue, con un amigo, agarramos un almirez y nos liamos a machacar todo lo que pillamos para echarle... en el microscopio no se veía nada, claro, pero nos lo pasamos pipa dándole al mortero.
Otra práctica que me gustó, ya en el instituto, fue la cristalización de sulfato de cobre. Son tan bonitos... pero lo malo es que yo sabía que eso reaccionaba con el hierro, disolviendo el hierro y precipitando el cobre, así que me llevé unos cristales a casa y me cargué un cuchillo "Hermanos Bueno" de mi abuela.
Es peligroso tener alumnas como yo en clase porque a mí la química me pirraba (y me sigue gustando). La sosa es demasiado fácil de comprar, porque se usa para limpieza y desatascos y la venden en droguerías normales y es tan reactiva y oxidante que en manos aventureras (como las mías) puede ser peligrosa. Incluso la acetona es peligrosa (por ejemplo, para probar a ver qué tipos de plástico son solubles en acetona).
Otra práctica divertida o interesante fue la típica destilación de vino. También una de sublimación de CO2 y recristalización con un "dedo frío" (aunque esto fue en la uni).
Me gustaban mucho las valoraciones ácido base, con el viraje de los indicadores. O los electrodos en el limón encendiendo una bombilla, o imantar un clavo con un cable enrollado alrededor conectado a una pila de petaca.
Hubo otra que no me acuerdo de qué iba, pero que el producto era yoduro de plomo con el color amarillo tan bonito que tiene... es que todo lo que hiciera colorines me encantaba.
Las extracciones con fase polar y apolar también son muy divertidas. Eso de agitar el embudo de decantación, soltar el aire, y dejar que la fase de abajo vaya saliendo, me resultaba divertido. Esto lo hicimos en una extracción de cafeína del café, pero era con éter o cloroformo y no sé si podréis usar éter/cloroformo vosotros. En otra, retiramos la humedad de un compuesto polar (no me acuerdo de cuál era en concreto, podía ser tetracloruro de carbono, pero también cualquier otra cosa) con una sal (tampoco me acuerdo de cuál) que al mezclarla con el líquido, fraguaba como el cemento y se podía colar.
Esas son prácticas que yo he hecho y la verdad, a mí me gustaron bastante (mucho más que las típicas de física, por ejemplo). Y casi todas son más sencillas que el jabón.
Lo gracioso es que después de tantos años de laboratorios de química ahora haga el jabón "sin receta", mezclando a ojo.
PD: acabé en el 98 el instituto, que está al lado de mi casa, y de vez en cuando veo a mis profes o les acerco en coche al instituto cuando me los encuentro (yo vuelvo a casa por la mañana del trabajo y paso por delante de la estación de trenes, donde ellos esperan el bus). Más que locos, son entrañables, aunque con los alumnos que tienen ahora, es para tirarse de los pelos.