Mensaje
por Miquint » 12 Feb 2017 11:33
Con toda seguridad el color marrón se debe a la infusión de hojas de parra.
Hacia finales del otoño los árboles y arbustos caducifolios absorben la clorofila de las hojas que les daba el color verde y concentran en ellas abundantes taninos propios de cada especie, lo que les confiere esos colores otoñales tan llamativos ocres, amarillos, rojizos o marrones; completado este proceso, se reduce el flujo de savia, las hojas se secan, y caen.
Por desgracia, esa paleta de vistosos colores de los álamos, arces, castaños, nogales, vides, y otros vegetales, no es posible trasladarla a nuestros jabones mediante la infusión de sus hojas, como ha sido tu pretensión (también la mía y la de otr@s jaboner@s), ya que con independencia del color que tengan en origen, del momento en que se cojan, o lo secas que estén, se oscurecen bastante con la decocción, tanto más cuanto más cargada sea de hojas. Y peor aún, al añadir la sosa cáustica, aun cuando hayamos congelado previamente la infusión, la lejía se vuelve de un color entre toffee y chocolate, que es como suele quedar el jabón en su conjunto.
Aunque no logremos atrapar el bonito color de las hojas, algo sí conseguimos con los taninos, pues le aportaremos al jabón algunas de sus propiedades, por ejemplo hacerlo más antiséptico, antiinflamatorio y antioxidante.
"No hay viento bueno para quien no sabe a dónde va". Séneca