La verdad es que por mucho que intentemos ajustar la comida, siempre parece que todo nos resulta escaso y entre el exceso de comida que preparamos y que la mayoría parecemos boas constrictor haciendo la digestión de un ñú, es inevitable que sobre comida.
Y por supuesto, es inaceptable que nuestras "sobras" (nombre muy feo y poco digno para los alimentos que no se han comido y que con tanto cariño y esmero hemos preparado) acaben formando parte de ese 25% de alimentos que van a parar a la basura.
Así que bienvenidas las segundas o incluso terceras oportunidades: croquetas, tortillas, pizzas, empanadas, lasañas, canelones... Bocados que requieren un poquito de tiempo para su elaboración pero que convertirán en una delicia esos alimentos.
Por cierto, recordaros una cosa importante que aprendí en un curso de congelación. Aunque los alimentos descongelados no se pueden volver a congelar, si previamente los cocinamos, sí que podríamos volver a congelarlos. Lo cual es un alivio inmenso porque una vez que se pasa el trabajo de hacer croquetas, lasañas, empanadas o cosas laboriosas del estilo, pues aprovechamos y hacemos cantidad para congelar. Y así no estamos obligados a comer lo mismo durante varios días seguidos.
